¿Qué hago cuando... quiero sensibilizar a mi hijo/a sobre la violencia de género?

Educar en valores

También es primordial el buen trato entre padre y madre. Eso quiere decir que no hay una mala palabra, un mal gesto, que hay colaboración y las dos partes van hombro con hombro y no: uno sentado en el sofá y “María tráeme la cerveza porque vengo muy cansado del trabajo”. Es un ejemplo muy caricatural pero al que hemos estado acostumbrados. Por lo tanto desde las familias hay que trabajar en igualdad, en el proyecto común que nos hemos forjado para hacer una familia.

Personalmente, me gusta hacer la analogía que una familia es como un negocio. No solamente es el amor que nos tenemos y se supone que las dos partes se han tenido desde el principio. Razón por la cual las dos partes se han acercado, se ha forjado una relación y han decidido seguir adelante para tener hijos. Pero con el amor no basta hay que saber negociar. La corresponsabilidad se negocia. La organización de la pareja, qué tareas corresponde a cada uno, cómo se lleva adelante este proyecto de familia, cuando los dos trabajan cómo se reparte de manera equitativa la responsabilidad de los niños/as, cómo se lleva adelante los imprevistos; quién deja el trabajo para llevarlos al médico o qué pasa cuando hay alerta roja por lluvias y los niños/as no van al colegio. La respuesta que se da a los pequeños gestos diarios donde igual lo hace el padre como la madre indiferentemente es fundamental.

La realidad social no se cambia a través de grandes leyes, campañas nacionales o esperar que el colegio sea el encargado de enseñar la sensibilización hacia la violencia de género sino lo que revoluciona una sociedad es el ejemplo de los pequeños gestos del día a día.

Entrevista a:

Carmen Sánchez Ruano, sexóloga del Área de la Marina.

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