Mitos amorosos (7) - El mito de la exclusividad

Este es un mito muy complicado. Podemos pensar que si estamos enamorados de alguien el amor debe de ser exclusivo.
La norma, lo que nos han enseñado, es que el amor sea una relación heterosexual y monógama. Ese es el mensaje que ha recibido todo el mundo: la exclusividad de las relaciones. Lo consideramos como algo que surge, nace y por lo tanto ya no podemos sentirnos atraídos/as por otras personas. Si el foco de nuestro amor es una persona determinada, ¿cómo podemos mirar a otros/as?
Lo malo es que el deseo es caprichoso y se manifiesta cuando le da la gana. Por lo tanto la exclusividad debe de tomarse como una toma de decisión. Es mi voluntad la que decide que “yo voy a cuidar de esta relación porque me importa y la quiero. Y no voy a dejar que otra persona entre. ¿Por qué? Porque quiero que esta relación vaya adelante y se consolide.
La exclusividad no viene por si sola sino se hace desde la decisión. La única cosa que podemos hacer con esto es trabajar la confianza. No podemos hacer otra cosa. No podemos ni controlar al otro, ni enfadarnos porque vemos mira de reojo a otro/a o estar hablando de manera animada con otro/a.
La voluntad es la que va a confirmar que yo esté en una relación, que le sea fiel y no voy a ver si puedo seducir a otra persona porque me ha hecho tilín. No hay más. Si no surge desde la voluntad. Ni los controles ni los celos sirven para nada. No por más control se va impedir que ocurra lo que ocurra. La confianza es la vía y es la que me da tranquilidad en mi relación con mi pareja

Nota:

Es verdad que la mirada se puede convertir en una falta de respeto ya que la mirada es un lenguaje. Es importante saber gestionar estas situaciones. Si yo estoy con mi pareja no voy a estar mirando a todas las personas que pasan delante de mí. Eso no quiere decir que no podamos mirar. Ya que las personas nos miramos los unos a otros.

Comentaris

+ Populares