Masturbación 4: La masturbación femenina Intro- Entrevista

Concepto de autoconocimiento

La sexualidad femenina es un largo historial de desconocimiento. La problemática de la masturbación femenina ha sido la invisibilidad y la falta de educación. Tanto los genitales como la sexualidad femenina estaban ocultos. Sin hablar de que daba pie a muchos mitos, con una sexualidad fantaseada que perdura hoy en día. El Punto G es un ejemplo, una zona en la parte de arriba de la vagina que su estimulación produciría la expulsión de una cierta cantidad de líquido y se supone de más placer, pues… no está claro que exista y sigue habiendo debate y controversia. Muchos sexólogos dicen que se debería hablar del Punto C, de clítoris, que es nuestro órgano sexual y no la vagina.

La masturbación femenina, autoconocimiento, autoexploración, incluso ahora “autocoñocimiento”, nombre viral en las redes sociales, ha sido un descubrimiento social reciente. Surge de los movimientos feministas, en los años 60.
En la misma época, en la España franquista también existía el autoconocimiento pero orientado hacia el control de la natalidad, en una época en que no existía la píldora y comprar los preservativos era vergonzoso. Única manera disponible para una mujer de controlar la natalidad, la autoexploración permitía un mejor conocimiento de su cuerpo, como el de su ciclo hormonal, saber cuando podía ser más fértil o cuando no lo era, cuando podía tener relaciones de penetración con más riesgo o menos riesgo.

Ahora esta práctica está más dirigida hacia la sexualidad, a descubrir de qué forma realizarla, cómo es más placentero para una misma. La importancia de normalizar el que una chica pueda conocer y explorar sus genitales -la vulva, que forma tienen, cómo son- entra dentro no solo de sus derechos sino también de su necesidad. El poder acercarse con naturalidad a conocer cómo son sus propios genitales, con normalidad, para poder identificar desde un punto sanitario si algo está alterado. Además de un acercamiento al conocimiento de nuestra propia sexualidad para saber qué sensibilidad hay en las distintas partes de nuestro cuerpo y de nuestros genitales.

Desarrollo y socialización de la sexualidad

Después de una larga etapa donde no existía la sexualidad femenina, aún menos la masturbación, aparece una etapa reivindicativa donde nos damos cuenta que no solo tenemos sexualidad sino que nuestras necesidades sexuales pueden aparecer de forma muy temprana.
Empezando por una etapa de curiosidad en edades de 3-4 años, incluso antes, donde los niños y niñas quieren conocer su cuerpo. Es una fase autoexploratoria que puede durar más o menos, dependiendo de cada niño/a y de la represión del entorno a través de los mensajes de socialización.
¡Ojo! Es importante subrayar que estos mensajes socializadores no son forzosamente malos ya que transmiten unas normas sociales donde el tocarse en público no es una buena cosa y hay que relegarlo al ámbito privado. Los padres o educadores/as debemos de ir reconduciendo determinadas prácticas que se puedan manifestar durante la infancia hacia lo que consideramos a nivel social como aceptable. No entendemos hoy en día que un chico/a se pueda masturbar en el patio del instituto, ya que esto pertenece a la intimidad y menos mal que eso lo aprendemos a edad temprana. Pero una cosa es reorientar un comportamiento y otra distinta mandar un mensaje ideológico de represión diciendo que es algo malo e insano.
Durante estos primeros juegos sexuales cuando niños y niñas juegan a papás y mamás o médicos, en estas edades tempranas los niños y niñas van descubriendo su sexualidad y van aprendiendo que hay unas normas, dependiendo de la etapa en la que nos encontremos, más o menos estrictas.  En esta fase no hay diferencia de género en cuanto a exploración y curiosidad.
La etapa adolescente es muy distinta ya que intervienen la sexualidad y los roles sociales. Ahí los mensajes son distintos para chicos como para chicas. Los mensajes sociales hacen que la sexualidad femenina quede relegada y sea más reprimida con mensajes de la mitología social, como por ejemplo los mitos de género y del amor romántico, donde se supedita la sexualidad femenina al amor (la pareja) y a la sexualidad masculina, en el caso de las relaciones heterosexuales. Mientras que para los chicos es normal la iniciación y el aprendizaje. Para las chicas parece ser un terreno más resbaladizo donde: “si mi sexualidad es para el otro cómo me voy a dar permiso para una sexualidad para mí misma”.  Por ello, las reivindicaciones femeninas intentan ir borrando las oposiciones y las creencias proponiendo masturbarse como modo de autoconocimiento y para complacerse.

La idea de que el otro es el que la tiene que descubrir es un error porque el otro va a ir a su rollo. Lo que le da placer a él, en el caso de relaciones heterosexuales. No es forzosamente lo que va a ser lo que estimule a la otra parte. Por lo tanto el mensaje fundamental es que nadie tiene que decir a una chica cómo tiene que disfrutar.

Mañana abordaremos las formas de conocerse para una chica y las zonas erógenas.

Entrevista a:

Carmen Sánchez Ruano, sexóloga del Área de la Marina.

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